miércoles, 20 de marzo de 2013

Mangabeira Unger; o la crítica sin espíritu

Mangabeira Unger, académico nacido en Brasil, ministro de planificación estratégica bajo Da Silva, ha dicho que el Mercosur y la Unasur son ‘cuerpos sin espíritu’, porque, ‘falta un proyecto común’. Los compara desfavorablemente con la Unión Europea, donde si habían dos premisas claras para su existencia: “Primero poner fin al ciclo de las guerras europeas, y la segunda, que fuera un espacio de organización económico-social, alternativo a Estados Unidos.”  Nótese que la segunda pudiese ser una cita de Hugo Chávez o Rafael Correa para referirse a Unasur o a cualquiera de los otros proyectos de integración latinoamericanos; así de evidentemente desaforado resulta el alegato de Mangabeira Unger.  El Mercosur, criatura de otra época, puede que se haya iniciado con un propósito vago comercial (o sea, como lo fue en sus inicios el mercado común europeo, ni en eso acierta el sujeto), pero la Unasur, o la Celac, han sido creados desde sus inicios con el explícito propósito de establecer mecanismos que facilitan la organización del espacio regional interno como un territorio de paz y desarrollo económico integrado, autónomo de intromisiones externas (lease EE.UU.), en lo social, cultural y político, y que posicionen a la región como un solo bloque geopolítico capaz de interactuar en condición de igualdad con los otros grandes bloques y potencias.  No veo en que difiere esto de lo que Mangabeira Unger describió como propósitos de la Unión Europea, ni la carencia de espíritu;  mas bien la americana parece mas ambiciosa y dotada de grandeza, aparte de la retórica de la Patria Grande, y la Independencia Inconclusa que le acompaña. 

Ahora bien, no es que Unger no tenga observaciones válidas: Menciona (repetitivamente, a menos de que todas sus entrevistas y noticias sean una copia de una única vez que habló), que la nueva clase media que surge en Brasil y en la región requiere una nueva institucionalidad que no copie patrones externos.  Estoy de acuerdo.  No he encontrado sin embargo que sugiera en algún sitio la estructura propia y práctica de esa nueva institucionalidad.  Menciona además que en la región hace falta rebeldía, no buen comportamiento en términos geopolíticos.  Parece que describe a los Bolivarianos y a los Kirchner, y un poco a da Silva.  En pero Unger no reconoce a estos heterodoxos rebeldes como ejemplos de la rebeldía que el desearía. 

No especularé en el origen de tales lapsos.  Si resulta claro que lo desacreditan y debilitan substancialmente su relevancia como referencia dentro del Corpus Filosófico regional.  Terminaré sin embargo con una observación positiva sobre su capacidad imaginativa: Leí que se refería a los estados acomodaticios y resignados al orden internacional (entiéndase, la Alianza del Pacífico y semejantes,), como estados “Vichy” (nombre dada a la Francia ocupada por, y colaboracionista con la Alemania Nazi); y eso, no se puede negar, aparte de apropiado, es genial.